Volver a Altea siempre es especial. Callejear y perderse por las casitas blancas y tiendecitas nos trae muy buenos recuerdos, a nivel personal y profesional.
¡Y como decir que no a la propuesta de Marga & Joaquín de hacer su postboda allí! Ya sabéis lo que tienen las postbodas... no hay nervios (pre)boda, es la última vez que vais a disfrutar de vuestro vestido, y sobretodo, ya no hay miedo a callejear y a trastear con él para que no se ensucie jaja.
Aquí os dejamos un pequeño resumen de su reportaje, estamos que os guste :)